Los automóviles tradicionales que funcionan con gasolina funcionan con baterías de gas y de plomo-ácido. No obstante, los vehículos eléctricos funcionan con la electricidad obtenida a través de una batería recargable.

La batería de un coche eléctrico es una pieza clave en su estructura y pierde eficiencia a lo largo de su vida útil. Por ello, hay muchos usuarios que se preguntan ¿de qué son las baterías de los coches eléctricos? En este artículo te contamos cuál es su composición, qué tipos hay y cada cuanto deben cambiarse.

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¿Cómo funcionan los coches eléctricos?

Mientras que los coches de gasolina funcionan con baterías de plomo ácido, la mayoría de vehículos eléctricos nuevos funcionan con baterías de iones de litio, que tienen un ciclo de vida mínimo de ocho años o 150.000 km. Esto supone alrededor de unos 3.000 ciclos de carga.

¿Qué tipo de baterías utilizan los vehículos eléctricos? 

Hay varios tipos de baterías que pueden formar parte del corazón de nuestro vehículo eléctrico.

A continuación te explicamos de qué son estas las baterías  y cómo podemos distinguirlas entre ellas:

1. Batería de Ion-litio

Casi todos los coches eléctricos actuales vienen equipados con una batería de ion-litio, las LiCoO2 formadas por electrolito de sal de litio y electrodos de litio, cobalto y óxido y, por otro lado, las LiFePO4 en las que se sustituye el cobalto de la anterior por el hierro. Este tipo de baterías proporcionan una alta densidad energética. Esto es muy importante para el uso en un coche. La densidad energética es la cantidad de energía que puede almacenarse en una batería. En otras palabras, cuanto mayor sea la densidad de energía, más energía por unidad se puede almacenar. Por eso, con un coche eléctrico puedes recorrer más kilómetros. Gracias a las baterías de iones de litio, los coches eléctricos tienen una gran autonomía. También se encuentran en teléfonos, ordenadores, aspiradoras, teléfonos móviles o tablets. Se caracterizan por su alta eficiencia y un coste aceptable.

2. Batería de níquel-cadmio

Este tipo de baterías ofrecen un gran rendimiento a bajas temperaturas aunque también pierden capacidad con cada recarga debido a su efecto memoria. Pero el problema principal de esta opción es su elevado coste por esto su utilización queda reservada a la producción de otro tipo de vehículos como, por ejemplo, aviones, helicópteros o vehículos militares.

3. Batería de níquel-hidruro metálico

Son similares a las baterías de níquel-cadmio pero con un menor efecto memoria por lo que se mejora su rendimiento a lo largo de su ciclo de vida. Aún así, se usan raramente en los vehículos eléctricos (VE). La razón es que el hidrógeno es una materia prima que necesita control y este tipo de batería pierde energía cuando no está en uso, precisa de un constante mantenimiento. Por otro lado, este tipo de baterías generan calor excesivo y su recarga es muy lenta. Además tienen elevados costes de producción y se suelen emplear únicamente para equipos médicos. 

3. Batería de plomo ácido

Son las más utilizadas en vehículos de combustión gracias a su bajo coste y que se utilizan como soporte eléctrico para funciones de arranque o iluminación. A bajas temperaturas no rinden bien. Pero el principal problema es el excesivo peso, la toxicidad del plomo y su lenta capacidad de recarga por lo que no son las idóneas para un VE.

Existen otras opciones de batería como las de níquel-hierro o las baterías Zebra pero son opciones que estan actualmente en desuso al no ser opciones eficientes. También hay otras opciones como las baterías de aluminio-aire que, pese a ofrecer unas prestaciones muy buenas en cuanto a capacidad y densidad energética, presenta muchos problemas de recarga y de fiabilidad.

También hay que hablar de los supercondensadores o ultra condensadores que, en lugar de almacenar energía electroquímicamente, la almacenan en un campo eléctrico. En algunos coches eléctricos se usa un paquete de baterías: varias celdas simultáneamente. Con ellos, se consiguen mejores resultados que con celdas individuales.

Podemos afirmar que las baterías que más se utilizan para un vehículo eléctrico son las baterías de Ion-litio. Por ello, si nos preguntamos de qué son las baterías de los coches eléctricos esta sería la respuesta.

Por el contrario, las baterías de níquel-hidruro metálico se suelen emplear vehículos híbridos. Y el sector de los vehículos eléctricos rara vez hace uso de baterías de plomo-ácido.

¿Cuánto duran las baterías de los coches eléctricos? 

Las baterías de iones de litio tienen una duración próxima a 3000 ciclos completos de carga

La vida media de un coche eléctrico supera los 320.000 km. De esta forma, recorriendo unos 20.000 km al año, se podrá usar durante 16 años.

Para el mantenimiento de las baterías, es mejor no acelerar bruscamente, mientras que la frenada regenerativa y el modo eco del coche son aconsejables.

Además, aquí puedes leer otros consejos sobre la conducción eficiente y autónoma de tu coche eléctrico.

¿Cuándo hay que cambiar la batería de un coche eléctrico?

En este punto quizá la pregunta que debamos hacernos es... ¿es necesario cambiar la batería en un coche eléctrico?

Cualquier vehículo eléctrico de nueva generación incluye un paquete de baterías que ofrece unas muy buenas prestaciones y que puede durar hasta los 20 años de uso, haciendo una buena gestión de las recargas, antes de que pensemos que deba ser sustituida por pérdida de eficiencia.

De todos modos, cuando nos hacen esta pregunta, siempre respondemos que lo más lógico es que el conductor cambie de coche y renueve su vehículo eléctrico antes de plantearse siquiera un cambio de batería. La evolución de los VE ahora mismo es muy rápida y aparecen nuevos modelos cada año que mejoran notablemente la eficiencia de sus predecesores. Así que lo más normal es renovar tu VE antes que creas que necesitas cambiar tu batería.

Cuando una batería se estropea debemos llevarla a un punto de reciclaje especializado porque contienen productos contaminantes. Puede ser útil en instalaciones de autoconsumo fotovoltaico y reciclaje. Por ejemplo, Tesla tiene una tecnología que recupera el 92 por ciento de los componentes de las baterías de sus coches eléctricos. 

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