El fabricante estadounidense de coches eléctricos Fisker está estudiando la posibilidad de iniciar la producción europea de su segundo modelo, el Pear. Según su director general, Henrik Fisker, todavía se están estudiando muchas opciones, como la de construir desde cero, solo o con socios, o incluso hacerse con una planta ya existente.
"Actualmente estamos estudiando la posibilidad de construir el Pear también en Europa", dijo el fundador Henrik Fisker a la publicación alemana Handelsblatt. Esto podría hacerse con un socio o en solitario. Se espera que la decisión se tome a mediados de 2023. Como se ha informado, el modelo eléctrico asequible Pear, que estará disponible por menos de 30.000 euros, será construido inicialmente por el fabricante contratado Foxconn en el estado norteamericano de Ohio a partir de 2024. Paralelamente, se está estudiando la producción en Europa.
Como se ha dicho, las consideraciones aún no se han concretado, pero según Fisker, Alemania está entre las posibles ubicaciones. "Si empezamos de cero en algún lugar de Europa del Este, tenemos que formar a la gente", dice Fisker. "Y se necesita más tiempo para aumentar la producción". Los altos precios de la energía hablan en contra de Alemania.
En cualquier caso, una ubicación en el continente europeo tiene sentido, lo que implica un rechazo a la producción en Gran Bretaña. La apuesta por la Europa continental es, de momento, una de las pocas declaraciones concretas, porque la empresa sigue considerando todas las opciones posibles.
No tiene que ser necesariamente un edificio nuevo. "Podría ser que compráramos una planta existente", dice Henrik Fisker. También es concebible una empresa conjunta con otro fabricante de automóviles.
Según Fisker, también podría añadirse una segunda planta en EE.UU. para la producción local del SUV eléctrico Ocean. En el fabricante contratado Magna, en Graz, la producción del primer modelo de Fisker comenzó hace unos días según lo previsto. En la India, Fisker está incluso hablando con un importante socio industrial para construir un coche por menos de 20.000 dólares, dijo. "Pero no bajaremos tanto en EE.UU. o Europa", dice Henrik Fisker.
Una planta propia -ya sea una nueva construcción o una adquisición- supondría un alejamiento de la estrategia actual de la empresa. Porque, a diferencia de las start-ups de eMobility como Lucid o Rivian (o, en su día, Tesla), Fisker ha confiado hasta ahora en la fabricación por contrato. De este modo, la organización de la empresa se mantiene aligerada con el diseño, el desarrollo y las ventas. En la entrevista, Henrik Fisker calcula que para la producción del Ocean en Magna, sólo compraron robots de producción por valor de unos 100 millones de dólares y los pusieron a disposición de Magna. Una fábrica propia, sin embargo, habría costado cerca de 1.500 millones de euros.
Ahora es más probable que este modelo de negocio se aplique sólo a la fase inicial, insinúa Fisker. De aquí a 2025, la empresa quiere ofrecer cuatro o cinco modelos, en un número correspondientemente alto. Entonces dejará de ser una start-up, dice Fisker.